la curva se amplía
a medida que la abordo
no llega nunca la recta la curva
me resulta inabarcable
así siento la vida
esto que te dan un día
esto que te dejan en usufructo
y donde no hay más
que una dirección obligada
la curva: o te inclinas
en el sentido que se abre
o te despeñas
y acaso ese es mi destino




circulan las luces y los tranvías rasgan por inercia las arterias ciegas
serpentean calles como túneles y recogen almas
como bultos y al pasar por la plaza vieja un destello desvía mi mirada triste
algo brota desde un rostro no extraño del todo y una mano y un grito
que es un alma que es una gracilidad se agita tratando de ser reconocida
y debía ser ella debía ser la noche que cerraba mis párpados

(tengo que revisar este poema y corregir o así no podré entregarlo a la revista)