parsimonia de las miradas que no sienten
ocupan el rostro de las calles y las calles se llenan
de excrementos de sonrisas falsas y las ilusiones hieden
sin que a nadie parezca molestarles
las puertas del gran mercado están de par en par
abiertas a la expectativa complaciente
y he escupido sobre el pescado engañosamente recién capturado
a miles de kilómetros que el chef de un célebre restorán
compraba al peso
(quiero recuperar el estilo de antes de mi ingreso pero me noto más cargado de bilis agria)